sábado, 28 de mayo de 2016

Razones para llevar a un niño a un espacio libre y dificultades que encontramos para hacerlo


Llevamos toda nuestra vida en un sistema que no desea individuos libres, que piensen por sí mismos y que amen más la vida que a sus posesiones.


Los niños vienen al mundo y son una página en blanco, así que lo que ocurra en los primeros años de su existencia marcará el resto de la misma. Resulta que, como padres, esto lo tenemos claro y queremos que sean felices. Entonces, ¿de qué tenemos miedo? ¿Por qué no podemos dar el salto y creemos que la felicidad de nuestros hijos va asociada a los conocimientos que obtengan de cara al futuro? Es curioso, contra menos se les fuerza y menos se anticipa el que aprendan aquello que los adultos pensamos que es esencial, más inteligentes son y menos les cuesta aprender. ¿Por qué nos cuesta tanto confiar?


Nosotros fuimos domesticados, y de ahí viene nuestra desconfianza, y eso es lo que podemos evitarles a ellos. Nosotros no estamos conectados con lo que somos, por eso somos incapaces de confiar en la vida y el mejor regalo para nuestros hijos es dejar que ellos sí lo estén. Seguro que sabrán lo que quieren cuando llegue el momento, repito, seguro. Es igual que lo creamos o no, es así porque el ser humano tiene un potencial increíble si está conectado a él, puede ser cualquier cosa, que muy probablemente no será lo que los demás esperan. Eso es lo que el sistema mata, nos hace esclavos y pedimos permiso para vivir nuestra vida de una u otra manera, como nos enseñaron, como nos han dicho, para no defraudar.

Resulta que los adultos no sabemos lo que queremos y creemos que sabemos lo que nuestros hijos necesitan. No lo sabemos ni es nuestra responsabilidad controlarlo todo, además es imposible.

Es complicado que sepamos lo sencillo que es aprender cualquier cosa porque fuimos obligados, nos perdimos el placer de aprender lo que nos motiva, de aprender porque sí, como hace un verdadero niño no domesticado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario